Con preocupación, Europa está mirando estos días hacia Ucrania: al país no le está yendo como se esperaba en su intento de contraatacar a Rusia. Las razones también se encuentran en Occidente: Europa está rezagada en la entrega de armas y municiones, y el Congreso de los Estados Unidos ha congelado un paquete de ayuda de mil millones de dólares para Kiev.
Además, hay temores de que el presidente del Kremlin, Vladimir Putin, pueda ver la debilidad de Occidente como una oportunidad para atacar también otras partes de Europa.
Según informó el periódico “Bild”, al parecer, la Bundeswehr también se está preparando para una posible escalada en 2024. ¿Qué tan probable es este escenario?
El miedo a la guerra regresa
El miedo a la guerra regresa. Se habla de la necesidad de capacidad militar. Una y otra vez se advierte sobre un conflicto militar entre la OTAN y Rusia.
Si dejamos de lado los instrumentos híbridos, un conflicto armado entre estos dos actores solo estallaría después del fin de la guerra en Ucrania. Pero incluso entonces, depende de cómo termine la guerra de Moscú contra Kiev.
Solo un Rusia victoriosa en el ámbito militar podría potencialmente atacar a los países de la OTAN. Es cierto que Putin tiene planes imperiales más ambiciosos. Pero las ambiciones y amenazas son una cosa, y las capacidades (militares) son otra. A Rusia le faltarán durante mucho tiempo.
¿Ataque de Putin a la OTAN? ¿Qué está detrás de esta histeria bélica?
Hay que advertir sobre la histeria bélica artificial, cuyo objetivo es combatir el cansancio de la población occidental hacia la guerra.
Al declarar que la guerra en Ucrania es el preludio de la guerra rusa contra la OTAN, se pretende aumentar la disposición de la población para seguir apoyando militar y financieramente a Ucrania.
Incluso ahora, Wladimir Putin está lanzando desinformaciones y ciberataques contra estados individuales, con el objetivo de dividir sociedades abiertas y conectadas. En los últimos 20 (!) años, ha habido numerosos ejemplos de ataques de este tipo: el pirateo del Bundestag, campañas de noticias falsas a favor de Donald Trump en la campaña presidencial de EE. UU., la influencia sobre el Brexit, el apoyo al Front National/Rassemblement National en Francia.
Es un desacreditación sistemática y de décadas por debajo del umbral del Artículo 5 de la OTAN. Un ataque convencional contra la alianza de defensa es aún improbable: demasiado arriesgado, demasiado costoso. Pero los ciberataques son económicos y efectivos a largo plazo, sin arriesgar el estado de la alianza.
Estrategia de Rusia: No luchar contra la OTAN, pero atacar en el ámbito de la información
Rusia y sus aliados tienen como objetivo sobrepasar la capacidad defensiva de Occidente. La estrategia de los talibanes era: “Ustedes tienen los relojes, nosotros tenemos el tiempo”. Rusia complementa esto, actúa…
Nach dem Prinzip: Kämpfe nicht mit einem Boxer, duelliere dich nicht mit einem Ringer – und begegne der Nato nicht in einem traditionellen Krieg. Stattdessen: Attackiere ihre vernetzte Gesellschaft im Bereich Cyber- und Informationsraum.
Falls Russland plant, die Nato im Baltikum anzugreifen, muss es die veränderte Lage durch den Beitritt Finnlands berücksichtigen. Das oft diskutierte Szenario, in dem russische Streitkräfte das Baltikum von den Rest des Bündnisses abschneiden und der Nato ein Ultimatum stellen könnten, ist nicht mehr so einfach. Mit Finnland hat sich die Russland-Nato-Grenze verdoppelt, was die Planung für Moskau erschwert.
Aktuell sind die Militärbasen auf der russischen Seite der Grenze weitgehend leer, da das Equipment und die Truppen in die Ukraine verlegt wurden. Sollte Russland ins Baltikum einmarschieren, könnte es die Grenze zu Finnland jedoch nicht ungeschützt lassen.
Im Süden liegt St. Petersburg, eine der bedeutendsten Städte in Russland, weniger als 200 Kilometer von der finnischen Grenze entfernt. Im Norden ist die finnische Grenze zur Halbinsel Kola, wo Russland seine Nordflotte und strategische atomwaffenfähige U-Boote stationiert hat, ebenfalls nur eine kurze Strecke entfernt.
Es ist daher zu erwarten, dass einem möglichen Angriff ein militärischer Ausbau an der Grenze zu Finnland vorausgehen würde – was derzeit nicht beobachtet wird.
Von Gerhard Mangott und Martin Wolff
